En Uruguay se crea la primera escuela sustentable de América Latina, en cuya construcción se utilizarán 4.000 botellas de plástico, vidrio y 2.000 neumáticos. La electricidad será generada por paneles fotovoltaicos y el agua será recogida de la lluvia en tanques de 30.000 litros.
Esta escuela quedará ubicada en el la localidad de Jaureguiberry, en la provincia de Canelones, al sureste de Uruguay y funcionará como escuela rural para niños desde los tres hasta los doce años; tendrá un espacio de 270 metros cuadrados en los que 100 niños, cada año, además de la educación básica primaria, recibirán talleres de sustentabilidad en todos los niveles.
Será el escenario donde educación y medio ambiente convivirán para dar origen a lo que es la primera escuela sustentable de América Latina. Este es un proyecto que se puso en marcha hace pocas horas y que permite la reutilización de residuos y el aprovechamiento de los recursos naturales sus principales características.
Martín Espósito, coordinador del proyecto Una Escuela Sustentable, manifestó que este primer paso servirá como punta de lanza para llevar la educación a otro nivel y a cómo vivir en armonía con el ambiente. “Lo que se promueve más que nada es que se pueden hacer las cosas de manera diferente”, Señaló.
Michael Reynolds, fundador de Earthship Biotecture estará al frente del diseño de esta escuela la cual es pionera en el continente, la cual sacará todo el provecho de una una empresa que se dedica a la construcción de viviendas autosustentables en distintas partes del mundo.
“La idea de ejecutar un proyecto así en Uruguay surgió luego de ver un documental protagonizado por Reynolds, llamado “Guerrero de la basura”, en el que se muestra cómo el arquitecto utiliza materiales de desechos para la construcción de viviendas”, dijo Espósito
Los materiales que se usarán para la creación de este espacio educativo son 4.000 botellas de plástico y vidrio, 2.000 neumáticos en desuso, cartón y latas con las que se levantarán las bases de la edificación.
“La electricidad va a ser generada por paneles fotovoltaicos, el agua será recogida de la lluvia en tanques de 30.000 litros y será filtrada para su uso por cuatro ciclos y los alimentos en su gran mayoría serán de origen orgánico”, explicó Espósito.
“Queremos mostrar que es posible hacer las cosas de otra manera, queremos abrir el proyecto para que exista la posibilidad de poder replicarlo en otros departamentos del país”, concluyó Espósito.