Don Pedro Carrillo, es en la actualidad almacenista de obra y en su vida existe un capítulo muy especial llamado 'Fundación Compartir'
Todo comenzó hace un poco más de 20 años, cuando se vincula a la Fundación Compartir. Don Pedro, por ése entonces, se encontraba buscando trabajo y alguien le comentó que en Soacha, una empresa de Pedro Gómez estaba llevando a cabo un proyecto urbanístico y se necesitaba gente para trabajar ahí.
Lo diferente era que por primera vez en los años de experiencia que él tenía en temas de construcción, veía que se hacía una obra de interés social con buenos materiales y además con prestaciones de las que nunca había visto antes.
Carrillo, como es conocido por sus compañeros, no dudó y se presentó en la obra Compartir Soacha.
" Todo era muy nuevo para mi, yo estaba muy joven y tenía algo de experiencia en construcción. Vi de una, que en esa obra las cosas eran diferentes".
Y es que para Carrillo lo diferente era que por primera vez en los años de experiencia que él tenía en temas de construcción, veía que se hacía una obra de interés social con buenos materiales y además con prestaciones de las que nunca había visto antes.
" Vea, en ésa época eran poquitas las cosas que se hacían por la gente pobre, no había muchas construcciones que ayudaran y era la época donde los políticos ofrecían casas por votos y lo que entregaban eran latas o 'cajas de bocadillos' en obra gris. "Empecé en obra, como ayudante y ahí, pegadito a gente que sabía, fui aprendiendo del oficio.
Empecé en obra, como ayudante y ahí, pegadito a gente que sabía, fui aprendiendo del oficio.
Don Pedro, En estos 25 años de estar en la Fundación Compartir, ¿cuál fue el momento que más tocó su vida?
-Sonríe y mira al cielo- Son varios, creo que haber ayudado a muchas personas cuando ocurrieron catástrofes, ver la cara de las personas cuando veía que veníamos desde Bogotá a ayudarlos y que la ayuda era en serio. -Guarda silencio- Pero creo que el más lindo fue haber conocido a mi esposa.
¿Cómo fue eso?
Ya estábamos adelantados en una de las obras y ella llegó a trabajar. A mi me pareció muy linda y con el tiempo nos conocimos, nos pusimos de novios y más adelante nos casamos.
¿Siguen Juntos?
Si, claro. La suerte de haberla conocido me dio para hacer una familia. Tenemos una hija que estudia Sicología y - suelta otra sonrisa-, es que hasta en eso la Fundación ha estado presente. Mi niña, cuando chiquita, estudió en el colegio Compartir Soacha.
Haber ayudado a muchas personas cuando ocurrieron catástrofes, ver la cara de las personas cuando veía que veníamos desde Bogotá a ayudarlos y que la ayuda era en serio. -Guarda silencio- Pero creo que el más lindo fue haber conocido a mi esposa.
Don Pedro, ¿Qué cree fue lo más importante que le brindó la Fundación en esto años?
Muchas cosas; vea con decirle que hasta el apartamento donde vivimos es gracias a la Fundación. Mi esposa, la formación de mi hija y a esta edad poder sentirme tranquilo de tener un trabajo donde me tratan bien y donde aprendo mucho, gracias a la Fundación Compartir pude cumplir mis sueños de vida.