La era de Google e Internet lo ha cambiado todo: una buena parte de las cosas que se siguen enseñando en la escuela resultan bastante impertinentes hoy en día.
La escuela es la institución social más detenida en el tiempo, la que más se resiste a cambiar y adaptarse a los tiempos que vivimos. Para responder a la pregunta: ¿Qué ya no es prescindible enseñar en la escuela, sin afectar el futuro de los estudiantes? Es importante reflexionar sobre qué de lo aprendido en la escuela, nunca más se volvió a necesitar en la vida.
En el campo de la matemática, por ejemplo, hay algo que resulta bastante irónico y es el hecho de que lo esencial de la matemática no se aprende en la escuela actual; es decir, no se enseña a pensar matemáticamente, ni a leer o interpretar problemas que involucren razonamiento numérico. En la vida real, hay que aprender a convertir lo real en un problema matemático: a modelar la realidad.
Preguntas como: “Profe, ¿y esto para qué sirve?”, son las que más se escuchan en la escuela, en especial por parte de los estudiantes más creativos y reflexivos, y quienes realmente no ven cómo un tema específico no podría llegar a ser funcional en el mundo real, ese a quienes todos nos debemos enfrentar al salir de la escuela y de la universidad.
Los profesores buscan que los estudiantes sepan cálculo, álgebra o trigonometría, pero, más allá de esto, explicar el significado o sentido de esto es algo que incluso muchos maestros no logran hacer.
Por otro lado, los estudiantes ven sintaxis, gramática y morfología, pero carecen de comprensión lectora o de lectura contextual y crítica. La mitad de los jóvenes no pueden inferir o sacar conclusiones de las ideas que subyacen en una noticia de cualquier índole. Las computadoras y calculadoras tienen la información a la mano; sin embargo, no ayudan a pensar. PISA indica que tan solo nueve de cada mil jóvenes alcanza la lectura crítica.
La actualidad cada día más nos muestra que la educación requiere una revolución muchísimo más estructural de lo que podríamos llegar a imaginar. Una forma de enseñanza que se ajuste a la era del Internet, a la generación de hoy y que impulse el desarrollo del pensamiento y la comprensión lectora. No basta con aprenderse la tabla periódica ni los nombres interminables de huesos, arterias y músculos a los que hoy en día tenemos acceso con un solo clic.