Algunos de los hilos son tinturados con frutos naturales como el dividivi y la hoja del bijao.
Desde hace más de 100 años el sombrero Wayúu ha sido utilizado por los lugareños para protegerse del sol, complementar sus vestimentas y exaltar su identidad. Gary González, uno de los más grandes embajadores de este tradicional accesorio presentará durante Expoartesanías 2017 una gran variedad de diseños que guardan una gran carga de la tradición de una cultura ancestral.
González es oriundo de Wososopo, una comunidad ubicada en el municipio de Uribía, en el departamento de La Guajira. Desde sus siete años cuando su madre, tejedora de chinchorros, lo mandó a vivir a Maracaibo, Venezuela, aprendió a vivir entre la artesanía zuliana (típica de Maracaibo) y los sombreros Wayúu muy comunes en La Guajira.
Las técnicas detalladas con que son elaborados estos sombreros hacen que parezcan estar hechos con máquinas industriales, pero realmente esta perfección se debe a la agilidad, la destreza manual, la dedicación y al amor que viene de las manos de quienes trazan cada cintilla.
“La sarga es uno de las técnicas que se utilizan en el tejido de nuestros sombreros, elaborados con la fibra de la palma mawisa, que crece en la serranía de la Makuira- Esta palma es transformada en cintillas o hilos planos que son tejidos a mano (…) Para cada sombrero se necesitan 72 cintillas de un metro de largo y luego se le añaden 144 cintillas de 45 cm que son las que hacen parte de los lados más anchos”, afirma Gary González.
Gary González, quien es ingeniero y profesor, en 2011 fue seleccionado en un concurso del Sena y Chevron como uno de los artesanos con mayor proyección del departamento. Gracias a este reconocimiento pudo recibir capacitaciones y asesorías para exportar este producto que hoy en día es conocido con gran reputación en Estados Unidos, Canadá, Italia, Inglaterra y España.
“Desde pequeño pasaba mis vacaciones en la Alta Guajira, donde mis abuelos, mis tíos y mi madre me esperaban para instruirme en los saberes wayúu, fue en ese entonces donde aprendí a pastorear, a sacar el agua y a tejer sombreros”, afirma Gary González.