La carga académica en espacios fuera del colegio no mejora el rendimiento escolar. Por el contrario, puede influir en la tasa de deserción académica.
Muchos profesores asignan tareas como recurso para reforzar algún tema visto en clase, sin embargo, los deberes se han convertido en un tema de controversia en los últimos años debido al exceso de trabajo al que se ven sometidos los estudiantes, especialmente los más pequeños.
Asignar tareas en exceso es ya una costumbre en la mayoría de colegios, no obstante, surge la siguiente inquietud: ¿qué tan pertinentes son las tareas para lograr la excelencia académica o mejorar la calidad de los sistemas educativos?
Según los resultados que arrojó una encuesta realizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la que participaron más de 11.000 estudiantes de todo el mundo, el 34 % de los niños y el 25 % de las niñas de 11 años admitieron sentirse presionados por la cantidad de deberes que tenían. Asimismo, el 55 % de las niñas y el 53 % de los niños de 13 años indicaron sufrir de estrés por la misma razón.
La carga académica en espacios fuera del colegio no mejora el rendimiento escolar, por el contrario, puede influir en la tasa de deserción académica que anualmente se presenta en las escuelas. Lo anterior se ve soportado por expertos como Annie Acevedo, psicóloga especialista en neuropsicología y neurolingüística educativa, quien considera que el exceso de labores académicas es agotador y desmotivante para los jóvenes, y además, afecta la vida y las relaciones interpersonales de los estudiantes.
Esta realidad no se ve nada lejos del contexto colombiano, en donde el exceso de tareas en la mayoría de colegios públicos y privados no es un tema exclusivo, pues las jornadas son largas y la cantidad de tareas es considerable. Esto, comparado con la situación que se vive en colegios de Suecia o Noruega (países que despuntan en las pruebas Pisa), genera mayor inquietud acerca de la pertinencia académica de las tareas.
A diferencia de Colombia, en estos países las jornadas son mucho más cortas, la cantidad de tareas es mínima y los niños aprenden igual, si no mejor, que aquellos que son presionados para realizar trabajos en exceso.