Cómo mejorar la calidad de la educación para todos los colombianos
Si Colombia logra ofrecer educación de alta calidad a todos los colombianos antes de veinte años estaríamos convirtiéndonos en un país desarrollado y en una sociedad igualitaria. Un estudio reciente, promovido por la Fundación Compartir y realizado por un grupo de especialistas de la Universidad de Los Andes (Sandra García, Guillermo Perry y Catherine Rodríguez), RAND Corporation (Juan Esteban Saavedra) y la Universidad del Rosario (Darío Maldonado), propone cómo lograrlo.
El estudio demuestra que en el mundo entero la calidad de la educación depende de la calidad de los maestros. Por supuesto que otros factores también influyen en la calidad educativa: por ejemplo, el currículo, los materiales didácticos, el equipamiento y autonomía de las escuelas. Pero no existe ningún país con buena educación sin buenos maestros. En los casos de mayor éxito (Singapur, Corea, Finlandia, Ontario) los mejores bachilleres estudian para ser maestros y se preparan en las mejores universidades o institutos del país. Los maestros tienen una remuneración competitiva con la de cualquier otra profesión y grandes oportunidades de formación en servicio, con el apoyo de tutores, especialmente en los primeros años, y mediante una amplia oferta de cursos de buena calidad.
En Colombia, y en otros países con educación de baja calidad, sucede exactamente lo contrario. Los bachilleres con altos resultados en las pruebas SABER no escogen la docencia como carrera, la calidad de la mayoría de los programas pedagógicos y de formación en servicio es muy deficiente, la remuneración de los docentes no es suficientemente atractiva, los nuevos maestros no encuentran suficiente apoyo para desarrollar bien su capacidad pedagógica y la carrera docente no es bien valorada por la sociedad.
El estudio de Compartir demuestra que para cambiar este estado de cosas se requeriría un esfuerzo integral y de gran magnitud, para promover una mayor valoración social de la profesión docente, buscar que los mejores bachilleres accedan a la carrera docente, establecer estándares más altos en los programas de formación docente previa y en servicio, con énfasis en la práctica y la investigación pedagógica, apoyarlos a lo largo de su carrera docente –en particular, en los primeros años-, mejorar la evaluación docente para lograr un mejoramiento continuo y establecer esquemas más atractivos de remuneración que incluyan salarios e incentivos monetarios y en especie, de manera que su remuneración sea competitiva con la de los buenos ingenieros, abogados, médicos o economistas.
Para lograrlo, propone una política sistémica que trabaje en cinco frentes simultáneamente:
- Formación previa al servicio
- Selección
- Evaluación para el mejoramiento continuo
- Formación en servicio
- Remuneración y reconocimiento
Si Colombia logra ofrecer educación de alta calidad a todos los colombianos en una década, antes de veinte años estaríamos convirtiéndonos en un país desarrollado y en una sociedad igualitaria. Un estudio reciente, promovido por la Fundación Compartir, propone como lograrlo1.
El estudio demuestra que en el mundo entero la calidad de la educación depende de la calidad de los maestros. Por supuesto que otros factores también influyen en la calidad educativa: por ejemplo, el currículo, los materiales didácticos, el equipamiento y autonomía de las escuelas. Pero no existe ningún país con buena educación sin buenos maestros. En los casos de mayor éxito (Singapur, Corea, Finlandia, Ontario) los mejores bachilleres estudian para ser maestros y se preparan en las mejores universidades o institutos del país. Los maestros tienen una remuneración competitiva con la de cualquier otra profesión y grandes oportunidades de formación en servicio, con el apoyo de tutores, especialmente en los primeros años, y mediante una amplia oferta de cursos de buena calidad.
En Colombia, y en otros países con educación de baja calidad, sucede exactamente lo contrario. Los bachilleres con altos resultados en las pruebas SABER no escogen la docencia como carrera, la calidad de la mayoría de los programas pedagógicos y de formación en servicio es muy deficiente, la remuneración de los docentes no es suficientemente atractiva, los nuevos maestros no encuentran suficiente apoyo para desarrollar bien su capacidad pedagógica y la carrera docente no es bien valorada por la sociedad.
El estudio de Compartir demuestra que para cambiar este estado de cosas se requeriría un esfuerzo integral y de gran magnitud, para promover una mayor valoración social de la profesión docente, buscar que los mejores bachilleres accedan a la carrera docente, establecer estándares más altos en los programas de formación docente previa y en servicio, con énfasis en la práctica y la investigación pedagógica, apoyarlos a lo largo de su carrera docente –en particular, en los primeros años-, mejorar la evaluación docente para lograr un mejoramiento continuo y establecer esquemas más atractivos de remuneración que incluyan salarios e incentivos monetarios y en especie, de manera que su remuneración sea competitiva con la de los buenos ingenieros, abogados, médicos o economistas.
Para lograrlo, propone una política sistémica que trabaje en cinco frentes simultáneamente:
- Formación previa al servicio
- Selección de los mejores bachilleres
- Evaluación para el mejoramiento contínuo
- Formación del servicio
- Remuneración y reconocimiento