La razón por la cual los estudiantes pierden los exámenes está altamente vinculada a las técnicas de estudio que, a pesar de ser las más comunes, son las menos efectivas.
Si bien es cierto que, no estudiar para un examen es una de las razones más obvias por las que se obtienen malos resultados en los exámenes escolares, sin embargo, estudiar con dedicación antes de la fecha del examen y no aprobarlo, es también un caso bastante común en los estudiantes de colegios y universidades. La razón por la cual esto sucede es bastante sencilla: las prácticas o técnicas más comunes que se emplean para estudiar son las menos efectivas a la hora de retener y comprender la información que se está estudiando.
En la investigación titulada ‘Mejorar el aprendizaje de los estudiantes con técnicas efectivas’, que publicó la revista Sage Journals, se hace un balance de las técnicas de aprendizaje de acuerdo con la bibliografía existente y los diferentes estudios de caso que se han realizado. Esta investigación examinó no solamente los métodos de estudio, sino también el grado de efectividad que poseen.
Uno de los métodos más conocidos es el de hacer resúmenes. Este método podría definirse como uno de los más empleados y óptimos para estudiar, aunque, de acuerdo a los resultados que arrojó la investigación, este método tiene una efectividad bastante baja. A pesar de que la habilidad para seleccionar las ideas más relevantes y organizarlas suele estar asociada a buenos resultados, la utilidad de este método depende de las habilidades del estudiante para resumir, más que del método como tal. Según el estudio, tan solo alrededor de la mitad de los resúmenes evaluados contenía información acertada sobre el texto, mientras que el resto seleccionaba equivocadamente la información.
Otra técnica poco efectiva es la de subrayar. De hecho, los colores fosforescentes suelen estar asociados a la dedicación. Esta es, quizás, la estrategia más común entre los jóvenes porque es fácil de usar, no exige demasiado esfuerzo, ni requiere mucho tiempo adicional. Sin embargo, los estudios han demostrado dos cosas: los resultados son insignificantes y la mayoría de los jóvenes no subrayan efectivamente.
La imaginación nemotécnica es, igualmente, otra técnica con una efectividad baja. Quizás cueste creerlo, pero la estrategia de hacer asociaciones imaginarias con lo que se lee, no resulta una buena idea si se quiere retener la información. Primero, por la dificultad que implica imaginar ciertos conceptos y textos complejos; esta técnica puede funcionar con una palabra, más no con un capítulo. Incluso, la nemotécnica no sirve para una retención de información a largo plazo.
Caben agregar dos técnicas de estudio considerablemente efectivas: autoevaluarse y saber distribuir el trabajo. Por un lado, el objetivo con la técnica de autoevaluarse es que, a medida que avancen sobre un tema, los estudiantes se pregunten por qué y traten de responder, por ejemplo, si se tiene la oración: “Un hombre hambriento se subió al carro”, la respuesta sería: “porque iba a un restaurante” y la distribución del trabajo, es un factor clave a la hora estudiar, ya que los estudiantes tienden a acumular todo lo que deben memorizar pocos días antes de la fecha del examen, en parte por desorganización y por el hábito de procrastinar, pero, lo más conveniente, es distribuir la información en sesiones del 10% o el 20%, durante el periodo de tiempo.