Cada vez más, las universidades se esfuerzan por cumplir con los estándares que exige el Ministerio de Educación, pero no se preguntan si los estudiantes pueden asumir los sobrecostos que esto implica.
El afán de las instituciones educativas por lograr la certificación de alta calidad, comenzó en el 2015 cuando la ministra de Educación de ese momento, Gina Parody, estableció que a partir del 2018 los préstamos del Instituto Colombiano de Crédito Educativo y Estudios Técnicos en el Exterior (Icetex) no podrán ser usados para estudiar en instituciones colombianas de educación superior que no estén acreditadas.
Es por esta razón, que universidades del país pusieron en marcha estrategias para cambiar sus edificios y construir campus, y se encuentran en proceso de conseguir la preciada acreditación. Sin embargo, para lograr que el Ministerio de Educación (MEN) los acredite en alta calidad tanto en los programas que ofrece, en el nivel de preparación de los profesores y en la infraestructura, las universidades deben cumplir con los siguientes requerimientos:
Fase 1: autoevaluación institucional.
La IES a acreditar realiza un análisis detallado de sus fortalezas y debilidades con la participación activa de todos sus estamentos (estudiantes, docentes, directivos, personal administrativo, egresados, empleadores y representantes de sectores productivos de la sociedad vinculados a la IES). Como resultado de dicho análisis se elabora un informe de autoevaluación con fines de acreditación que debe ser remitido al Consejo Nacional de Acreditación (CNA).
Fase 2: evaluación externa.
El CNA designa a unos pares evaluadores (personas vinculadas a la academia con una trayectoria distinguida), quienes son encargados de realizar una visita a la institución, mediante la cual verifican la existencia de las características de alta calidad y emiten un concepto sobre esta. Los pares entregan un informe al CNA.
Fase 3: evaluación síntesis o final.
El CNA emite un concepto final sobre la calidad de la Universidad con base en los insumos derivados de las fases anteriores. Si dicho concepto es favorable, le recomienda al MEN la acreditación. Así, el proceso culmina cuando el MEN expide la resolución de acreditación por un periodo de entre cuatro y diez años.
Teniendo en cuenta esta situación, muchos egresados y estudiantes han expresado su molestia y desacuerdo con el manejo de dicho tema, ya que dicen: “Contratan un profesor que dicta clases que no tienen que ver con lo que él estudió pero como es de planta le exigen cumplir”, es decir, que el docente cumple con los requisitos de posgrado, pero su especialización difiere de lo que debe enseñar en la universidad. Pero lo más discutido por la mayoría, es el tema de los salarios, ya que un egresado puede obtener un salario de enganche 11 % mayor que quien se gradúa de una institución no acreditada; algo en lo que no están de acuerdo algunos egresados que aseguran, incluso, no haber logrado conseguir empleo luego de un año de haberse graduado y obtener ofertas de un salario mínimo.