El proyecto nació como todas las grandes ideas: con una acción pequeña que luego creció hasta multiplicarse por toda la ciudad. Esta es su historia.
“¿Qué están haciendo aquí? Lo único que van a encontrar es una puñalada”, esa fue la frase de bienvenida que recibieron los miembros de la Secretaría del Hábitat y de la Fundación Orbis-Pintuco cuando se acercaron por primera vez al barrio Los Puentes, en la localidad Rafael Uribe Uribe de Bogotá.
Esa visita tenía como propósito conocer a la comunidad y proponerle convertirse en el territorio piloto de una estrategia que le cambiaría la cara al lugar y que, en especial, mejoraría la calidad de vida de todos: HabitARTE.
El desafortunado acercamiento puso de manifiesto la inseguridad del barrio, un sector de la capital marcado por fuertes situaciones sociales como el desempleo, el consumo de drogas y el microtráfico de estupefacientes.
Sin embargo, las circunstancias no empañaron el deseo de la Alcaldía de Bogotá de iniciar un trabajo de transformación en el lugar y lo volvieron a intentar. Después de varias visitas, de conocer a los líderes comunitarios y de conseguir el aval de todos los vecinos para seguir adelante, se dio inicio a la estrategia Habitarte, así como a la creación del primer macromural de Bogotá.
Este estaría conformado por más de 1.211 fachadas y se convertiría en uno de los mayores retos del proyecto.
“Pensamos que Los Puentes era el barrio perfecto para intervenir porque, además de ser un territorio supremamente complejo desde la perspectiva social, también necesitaba un empuje para salir adelante. La obra tenía unos desafíos en temas de alturas. Necesitábamos que la gente realizara un consenso en el asunto de los colores que quería para sus casas. Era una comunidad que nunca había tenido la oportunidad de hacer algo con sentido común”, explica Miguel Ayala, director de la Fundación Orbis-Pintuco.
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