A la hora del juego

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Publicado: Lun, 14/12/2015 - 12:00

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A la hora del juego

En Cazucá primero fue la tierra. Luego llegaron los niños. Sobre la tierra creció el pasto.

Los niños soñaron estadios y jugaron al fútbol sobre el césped. Crecieron pronto y se convirtieron en jóvenes maestros de los que querían ser como ellos: diestros con el balón, hábiles con el cuerpo. Después de los niños vinieron las madres, que daban ánimo, que fabricaban uniformes, que preparaban los refrigerios. Y también llegaron los padres, llegaron los tutores, y para todos hubo una labor, un encargo, una misión. Y llegaron los niños que preferían el atletismo o el baloncesto, los que quisieron aprender teatro o danza, jugar ajedrez o practicar breakdance… lo importante era ocupar de manera sana y productiva su tiempo libre: alejarlos de los vicios, distraerlos de la violencia, darle un espacio al entretenimiento y la alegría, integrar a las familias, promover la creatividad, ayudarlos a manejar las emociones y a solucionar los conflictos… abrirles una ventana –¡mil ventanas!– para que entrara la luz.

Tiempo de Juego y la Fundación Compartir sumaron esfuerzos y llegó Compartir Jugando. Y en Cazucá se multiplicaron los planes y las caras felices.