Una de las semifinales de la competencia se realizará en Bogotá en marzo del 2018.
Biotor fue elegido como el equipo ganador de emprendedores sociales durante la final del Hult Prize que se realizó en la Universidad de los Andes, el pasado 12 de diciembre. Se trata de una competencia global dirigida a emprendedores social del mundo, que busca soluciones creativas e innovadoras para los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Este año el reto es sobre cómo aprovechar el poder de la energía para transformar la vida de 10 millones de personas, y compiten por un millón de dólares de capital semilla.
Como ganadores, Biotor participará en la semifinal global, que se llevará a cabo en Bogotá en marzo del próximo año, en donde recibirán mentorías y más asesoramiento. De ser elegidos en esta fase, tendrán dos meses de aceleración en el castillo Hult – Ashridge Castle, Reino Unido-, en donde implementan las ideas haciendo prototipos ya reales. Posteriormente, en septiembre, estarán en Nueva York en la gran final, en donde compiten por el millón de dólares de capital semilla, otorgado por la fundación Clinton.
Integrado por Marco Osorio –estudiante de ingeniería mecánica y economía-, Gina Salazar – de ingeniería electrónica y diseño-, Ayrton Alfaro –de Gobierno y derecho- y Cristian Marín –graduado en ingeniería mecánica-, Biotor “es un emprendimiento que busca tecnificar a los campesinos para crear un emprendimiento auto sostenible”. Explican que han diseñado “un sistema hidropónico híbrido, que le permitirá al campesino –carente de red eléctrica- organizar un complejo de producción de peces y vegetales, para un abastecimiento mutuo y simultáneo, pues los peces producen desechos que, a través de un ciclo bacteriano, se convierte en nutrientes para las plantas, y a su vez se alimentan de ellas”.
Consideran que parte del éxito de su proyecto radica en la “transdisciplinariedad” de su grupo, que le permitió hacer una caracterización de la realidad del sector rural colombiano desde el derecho, y aplicar los conceptos desde el diseño, las ingenierías y la economía: “cada uno ve la problemática desde una perspectiva diferente y puede hacer su aporte desde su desarrollo académico”, expresan. Igualmente, agradecieron el aporte que Pietro Ehrlich, Juan Sebastián Rojas, María Camila Londoño y Andrés Borda –todos estudiantes de primer semestre de ingeniería de sistemas- hicieron al proyecto.
En el segundo lugar quedó SV- Power, destacado por los jurados por su propuesta de proveer energía desde las ciencias sociales. Integrado por Catalina Reyes, Jaime Gutiérrez, Natalia Suárez y Ricardo Franklin, el proyecto “busca generar energía esencial para dignificar la vida de una persona, a través del uso de los desechos orgánicos”.
Para este equipo, participar en el Hult Prize les aportó al desarrollo de sus habilidades para trabajar en equipo, pues les permitió “dinamizar un grupo de personas con diferentes disciplinas para propender por un proyecto en común. Es gratificante poder unirse a personas que piensan en la justica social desde diferentes frentes”, afirman. Igualmente, destacan la estructura internacional de la competición y la orientación sobre el manejo del estrés y la optimización del tiempo, “que dentro del trabajo universitario no se adquieren, porque son dinámicas diferentes”. Ricardo Franklin es estudiante de Administración, y sostiene que desde su carrera ha aprndido a tener una visión clara de los objetivos “y entregarse a esa visión es fundamental”.
En tercera posición terminó Manoba, conformado por Alex Bahamón, Camila Morales, Camilo Castaño y Camila Arias. “Surge de un trabajo académico de investigación de campo con agricultores, para conocer sus necesidades. Nos dimos cuenta que el campesino tiene un problema de acceso a la información para la toma de decisiones, especialmente para la producción y comercialización”. A través de Manoba se les puede brindar información sobre técnicas agrarias más efectivas y eficientes, sobre mercado, precios de entorno, oferta, transportadores, entre otros temas.
Para Daniel Jiménez Aristizábal, jurado de Hult Prize y coordinador de proyectos de innovación de la ANDI -Asociación de Industriales de Colombia-, estas son ideas buenas y con potencial. Explicó que la elección no fue fácil, pues había que orientar los proyectos al foco global de la competencia, que se trata de cómo empoderar a 10 millones de personas para 2025 en el tema del uso eficiente energía. Además, observar las posibilidades comerciales de la idea y su real escalamiento, más allá del impacto social.