Reformas de política que impulsen la inversión y la productividad permitirán acelerar la convergencia de los ingresos de las economías andinas a niveles de países avanzados.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) lanzó hoy el estudio “Creciendo con Productividad: una Agenda para la Región Andina ” que ofrece un diagnóstico de los factores que limitan la productividad y una hoja de ruta para impulsar el crecimiento basada en una mayor inversión en capital físico con un adecuado balance entre inversión pública y privada, y reformas en los sectores laboral, tributario, financiero y exportador para mejorar la productividad.
El informe documenta que, si bien la región andina es más rica ahora, el nivel de vida no está más cerca del de las economías avanzadas que hace 40 años. El nivel del PIB per cápita de cada uno de los cinco países de la región se encuentra en una posición muy similar a la que tenían en 1970 comparados con el PIB per cápita de Estados Unidos. Para lograr la convergencia a niveles de ingreso más altos, los países andinos necesitarían aumentar la inversión y la productividad de forma significativa.
“Las nuevas condiciones internacionales obligan a reformular la estrategia de crecimiento en la región andina, enfocada en una mejora de la eficiencia en el uso de los medios de producción y en altos niveles de inversión dirigidos a las actividades y empresas que mejor puedan utilizar ese capital,” dijo Rafael de la Cruz, gerente del departamento de países del Grupo Andino del BID.
Entre los síntomas de la baja productividad en la región andina, el estudio destaca: el enanismo empresarial-empresas de mínimo tamaño, escasa eficiencia y poca probabilidad de sobrevivir (ver gráfico); altos niveles de empleo informal y autoempleo; escaso desarrollo del sector exportador no tradicional; y baja profundización financiera que limita el acceso a financiamiento a emprendimientos con potencial productivo.
“El entorno de baja productividad y sus manifestaciones son el resultado de fallas de mercado no atendidas por las políticas públicas o nuevas distorsiones introducidas por estas. Un mejor diseño de las políticas públicas podría resultar en ganancias importantes para la economía. Por ejemplo, el diseño de los regímenes impositivos especiales para micro y pequeñas empresas que existe en los países andinos debe reevaluarse para evitar perpetuar el enanismo empresarial,” comentó Marta Ruiz-Arranz, asesora económica principal del departamento de países del Grupo Andino del BID y coordinadora del informe.
El informé señala la importancia de reducir la elevada informalidad que está asociada a la baja productividad laboral atacando los desincentivos a la oferta y demanda de puestos de trabajo formales. Para ello, es importante revisar las normas que regulan el funcionamiento de los mercados laborales, enfocándose en aquellos aspectos que hacen rígida y costosa la contratación formal y afectan la eficiente asignación de recursos y la productividad.
También se enfatiza la necesidad de evaluar el diseño de los principales impuestos, identificando distorsiones que pudiesen estar causando en las decisiones de ahorro, inversión, consumo y crecimiento del sector privado, y a la contratación formal, así como fortalecer la capacidad institucional de las administraciones tributarias para combatir la evasión y facilitar el cumplimiento tributario.
A pesar de la evidencia empírica ofrecida en el estudio de una relación positiva entre crédito, inversión y productividad, persisten distorsiones en los mercados crediticios que han limitado el otorgamiento de financiamiento para emprendimientos productivos. En consecuencia, es clave fortalecer el marco institucional en el que se apoyan los mercados financieros y promover una política pública proactiva para disminuir las asimetrías de información y brindar acceso a financiamiento a emprendimientos con alto potencial productivo.
El estudio propone el diseño de políticas orientadas a una mayor integración comercial, aumentar el número de acuerdos comerciales con economías de mayor tamaño, reducir los costos logísticos de comercio exterior que se estiman entre 3,5 por ciento y un 7 por ciento del valor de los bienes y mantener políticas macroeconómicas y cambiarias saludables que permitan el desarrollo de un sector exportador de alta productividad que además contribuiría a la estabilidad económica.