Un investigador de la Fundación Paz y Reconciliación, abrió el debate teniendo en cuenta aspectos anteriores similares.
De acuerdo a un balance presentado por Juan Diego Castro León, investigador de la Fundación Paz y Reconciliación en un artículo para ElEspectador.com, se pregunta cuáles serán los lugares de residencia permanente para los ex combatientes de las FARC-EP y se centra en el modelo de hábitat tras la dejación de armas, y reincorporación a la vida civil.
Un espejo para este modelo debería ser el llevado a cabo por la Agencia Colombiana para la Reintegración –ACR, que se encargó de la desmovilización de las AUC durante el gobierno de Álvaro Uribe, en el que un gran número de tropas se instalaron en los centros urbanos de las ciudades, buscando reformar y preparar a estas personas a través de ayuda psicológica, capacitación técnica y académica, y un aporte económico mensual, que podría durar hasta 60 meses, siempre y cuando el beneficiario cumpliera con 90% de su hoja de ruta para la reintegración.
Sin embargo, los resultados reales fueron que menos del 22% de los desmovilizados reincidieron en la criminalidad, y fue uno de los factores que permitió la reconfiguración de la criminalidad en las ciudades, y el resurgimiento de grupos neo paramilitares, o BACRIM, ahora conocidos como Grupos Armados Organizados.
Pero, existen dos grandes diferencias entre la desmovilización paramilitar y la dejación de armas de las FARC-EP, ya que la gran mayoría de tropa de las FARC se mantendrá en zonas rurales, junto con su base social y sus familias, y además, serán ellas mismos los que se encargarán de la reintegración de su tropa a la sociedad.
No obstante, el investigador Juan Diego expresa que es pertinente pensar en una estrategia a largo plazo, para que luego de la dejación de armas en las zonas pactadas facilitadas por las Naciones Unidas y las FFMM, donde podrán estar por 6 meses, se busquen territorios donde se generen condiciones necesarias para el desarrollo de actividades y viviendas con entornos controlados, para que se pueda construir una comunidad primando el desarrollo sostenible para favorecer la economía local y manteniendo un balance con el medio ambiente.
Por esta razón, Castro León habla acerca del funcionamiento y desarrollo del modelo guatemalteco de la comunidad Bello Horizonte. Para conocerlo ingrese aquí.